martes, 24 de abril de 2012

NO ES JUZGAR, SOLO EMPUJAR

Con el post del otro día, no pretendía ni mucho menos, juzgar a nadie. No soy quien, tan sólo era una forma de desahogar una decepción, una desilusión.

No, no pretendo ni he pretendido nunca juzgar a nadie, porque cada uno sabe lo que puede haber detrás de una decisión, pero es cierto que pensé que con nuestra actitud, con nuestro ejemplo, con nuestra valentía por no dejarnos amedentrar, pisotear, ni dejar que se salgan con la suya, quizás podríamos ayudar a empujar a otras personas a tomar conciencia de que no hay porque callarse, porque tener miedo, porque dejarse acobardar, ni porque dejar que todo lo que nos hicieron quede sin un levantamiento de voz, al menos, como se dice, que no nos quiten el derecho al pataleo.

Y sí, puede que en muchos casos, no sirva para nada, puede que no se tengan pruebas, puede que se tapen entre ellos, puede que todo el papeleo, el jaleo sea muy duro, sea muy largo, y que uno piense, bueno y todo esto ¿para qué, si yo ya tengo a mi bebé conmigo, o si no lo tengo pero ya da igual?, Pues, no. No da igual. Nada da igual, porque de una forma u otra ya nada será como debío ser. Y fueron ellos, ellos los que nos robaron un momento mágico, único y feliz para convertirlo en un recuerdo horroroso, lleno de dolor y sufrimiento y sobre todo de miedo.

Dá igual que uno presente una querella criminal, una denuncia por lo civil, una queja al Defensor del Pueblo, una reclamación a Atención al Paciente, una carta a algún periodista que pueda haber estado informando sobre temas de reclamaciones/negligencias, no sé, cualquier cosa que haga llegar un número tal de quejas/reclamaciones/denuncias, que pueda hacer saltar las alarmas de alguien, ALGUIEN, y que diga: "esto no es normal, vamos a tomar cartas en el asunto", "vamos a intentar parar esto", "vamos a investigar", vamos a cambiar las cosas", - lo que sea. Pero para eso hay que poner cada uno un granito de arena.

Sin tener miedo. Tener miedo pero ¿por qué?, es que acaso nosotros hemos hecho algo malo, es que acaso tenemos que ocultarnos por algo. Pués solo faltaba eso, que despues de haber soportado una auténtica tortura, y ver como nuestros bebés sufren innecesariamente tengamos que callarnos y dejarnos que sigan tratándonos como quieran. No señor. Son ellos, los que tienen que bajar la cabeza, son ellos los que tienen que pedir perdón, son ellos los que deben cambiar su actitud y dejar su orgullo y su altanería para tratarnos con cariño, respeto y humildad.

Por eso no me callo, no debemos callarnos, porque todo merece la pena si hay un fin, y en este caso el fin es decirles que no estamos conformes y que basta ya de que hagan lo que quieran, tenemos derecho a quejarnos, a defendernos y a hacerles ver que no son Dioses, que si no están a gusto desempeñando esa profesión que se dediquen a otra cosa. Basta ya de tanto tabu, no son más que un policia, un bombero, un socorrista o cualquier otra profesión en la que se les pide responsabilidades por las consecuencias de una actitud que conlleva el sufrimiento o muerte de un ser humano. Si con ellos alzamos la voz, porque con estos no?.

En fin, sigo pensando que todo puede ayudar y que algún día, ojalá no muy lejano, algo pueda cambiar para mejor, porque habíendo tantos buenos profesionales, dedicados por y para atender al paciente, con cariño, humanidad y profesionalidad, no es justo que unos cuantos ensucien a otros muchos, por eso hay que tomar medidas y dejar de callarnos.

Mi pequeña, algún día te veré sonreir desde ese jardín de nubes de algodón y esa sonrisa me dirá que por fin algo cambió. Te queremos.