miércoles, 1 de febrero de 2012

POR FIN UNA NAVIDAD

Ha pasado ya enero y con él, otro año más la navidad se ha ido, pero este año después de muchos, muchos años, hemos podido celebrarla. Y la verdad, no por ganas, porque es una época que a mi especialmente nunca me ha gustado, no sé, aún sin faltarme nadie la veía muy nostálgica, de muchos compromisos familiares que en algunos casos llegaban hasta agobiar por el lío de convinaciones para tener a todos contentos, el calentamiento de cabeza en no saber que regalar y el jaleo de esos días en todas partes, como si fuera el fin del mundo.

Después la cosa cambió. Todavía me gustó menos. Al faltarme mi madre y darme cuenta de muchas cosas que ella intentaba que fueran especiales durante esos días, con su alegría, su entusiasmo, su querer compartir, sus regalos acumulados durante meses con la sólo ilusión de ver nuestras caras como cuando éramos pequeños, su enseñarnos a valorar el día de nochebuena, no por ser una noche de comilona, de risas, de regalos (puestos de moda en los últimos años con papa Noel), sino porque ese día era el día en el que nacía el niño Jesús, y muchas cosas más que me hicieron ver la navidad con un sentimiento aún más triste por no a ver visto todo eso que ella nos quiso transmitir y compartir y que ahora ya no podía demostrale que se lo agradecía, que lo admiraba, que se lo valoraba.

Pero entonces, llegó el embarazo de Ángela y a pesar de los pesares, pensé que ya esa navidad del 2008-09, podría ser distinta, podríamos volver a celebrarla en familia y decirle a mi madre: ¡mira mama!, no estás, te hechamos de menos, ¡pero mira gorda!, he aprendido, he visto todo lo que quisiste enseñarnos y ahora lo voy a llevar a cabo con mi hija, y aunque me cueste todavía, voy a reunir a mis hermanos y a papa y con Juan Carlos, todos juntos vamos a celebrar esa navidad que un día tu quisiste tener con nosotros y que ahora desde el cielo quiero que compartas.

Y una vez más el dolor llegó, y esa navidad pasó y la siguiente y la siguiente y aún volvimos a sacar fuerzas y el año pasado tiramos la casa por la ventana en cuanto a sentimientos, adornos, ilusión, fuerzas y motivación, pero de nuevo no pudo ser. La operación de Juan Carlos. ¡Qué días tan malos!, ¡Cuánto miedo!, ............

Pasó, y pasaron los meses y de nuevo llegó diciembre. Diciembre de 2011. Esta navidad pasada. Y este año sí. Este año con miedo y con incertidumbre hasta el último minuto, pero este año sí. Pusimos el arból que habíamos comprado el año anterior, con todos sus adornos y luces, nuestro belén, nuestros reyes colgando del balcón, nuestras velas con motivos navideños. Y en fin un poco de todo, y en lo alto de nuestro arból, la estrella, como no, y debajo de la estrella un bonito regalo de mi amiga-vecina, que por muchas circunstancias fue especial, un precioso angelito que junto a la estrella coronó nuestro árbol de NAVIDAD y aunque nos costó, reuní a mi padre y a mis hermanos y cenamos juntos el día de nochebuena y al mirar al cielo esa noche, yo sabía que mi madre y Ángela estaban con nosotros.



Un paso hacía adelante y dos hacía atrás, pero sigo dando ese paso hacía adelante. Te queremos Ángela.